
Nunca pensé que me llegaría a gustar tanto una persona muy diferente a mí… realmente ni siquiera me imagine que a mi edad llegaría a estar tan pillada por alguien
Digamos que desde que mis padres se divorciaron y nos mudamos con el viejo, dejé de relacionarme con todo el mundo. Estaba enfadada todo el día y la situación en casa no me ayudaba en absoluto. Supongo que mi cara de mala hostia 24 horas provocó que nadie en el nuevo instituto se quisiera acercar a mí. En esos momentos creo que incluso me gustó, prefería la soledad
El piso en el que vivíamos ahora estaba en un décimo, y aunque papá decía que mejor bajáramos por las escaleras y así hiciéramos ejercicio, no estaba tan loca como para bajarme diez pisos andando, y menos con la mochila del instituto a cuestas
La primera vez que la vi fue un día en el que llegaba tarde a clases (para variar) por culpa de mi padre. Desde que era la única mujer en casa, parecía que por tener ovarios debían caer en mí todas las responsabilidades domésticas y del cuidado de mi hermano pequeño, y obviamente yo pasaba de todo eso.
Salí de casa dando un portazo, y caminé arrastrando los pies hasta la puerta del ascensor. Justo cuando pulsé el botón de llamada, escuché como una de las puertas del piso se abrió y se cerró casi sigilosamente. El ruido de unos pasos y el olor de un perfume de fresa me anunció que se acercaba hacia mí. Como que no quiere la cosa me giré un poco para poder verla. Su cabello claro perfectamente recogido en un moño oriental y el impecable uniforme de colegio pijo hicieron que pusiera una mueca de asco y volví a fijar la vista en mis deportivas. Joder… encima tenía a una Barbie como vecina. En cuanto llegó el ascensor, me enchufé los cascos del mp3 e intenté volverme invisible para el mundo.
A partir de entonces me la encontraba todos los días en el rellano de la escalera esperando al ascensor. Supongo que pensó que la odiaba, ya que siempre la miraba como si la quisiera matar, pero esa era mi cara normal. No voy a negar que al principio tenía ganas de empujarla e impedir que entrara conmigo en el ascensor, pero… poco poco comencé a mirarla disimuladamente entre aquellas cuatro paredes de metal. Como su pecho ascendía y bajaba con su respiración; como sus perfumes, siempre frutales, invadían el cubículo; como jugueteaba distraídamente con los pendientes con cascabeles que colgabas de sus orejas… como a veces ocultaba con su flequillo las ojeras de haber estado llorando toda la noche
Cuando, tras casi tres meses compartiendo ascensor, me atreví a hablarle, ella estaba leyendo el tomo número 5 del manga del que yo también estaba enganchada:
- ¿Te gustan los comics?- fueron las primeras palabras que le dirigí
- ¿Tú que crees si estoy leyendo un manga y voy por el tomo cinco?
Nunca me había sentido tan estúpida. Mi cara se fue poniendo roja por la vergüenza, y eso le arrancó una risa… una risa que me pareció la más bonita que había escuchado hasta ese momento.
A partir de entonces, el ascensor fue publico de nuestras miles de charlas
Nuestro único gusto parecido es que a ambas leemos manga, por lo demás, no nos
parecemos en nada. Yo prefiero la música fuerte, como el rock o el metal, ella escucha jazz y banda sonoras de musicales de los cuarenta; yo soy muy asustadiza y no soporto la sangre; para ella una película carece de sentido si no tiene un mínimo de susto y gore… pero me gustaba escucharla hablar muy deprisa sobre cualquier cosa que se le venía a la cabeza.
Un día que llovía a mares y ambas habíamos dejado un charquito en el suelo del ascensor, en su casa aún no había llegado nadie y se había olvidado las llaves, así que la invité a pasar a la mía para que se cambiara de ropa. Por primera vez en mi vida me avergoncé del desorden de mi casa. Ella, que parecía una princesa sacada de algún cuento infantil, desentonaba por completo por el caos de mi habitación
Aquella fue la primera vez que me puse nerviosa por tenerla cerca. Tanto, que comencé a tartamudear
Fue una casualidad que descubriera donde estudiaba. Un día que había tenido libre reconocí de inmediato su uniforme en otra chica, y sin saber muy bien porqué, la seguí hasta aquel edificio tan grande y sofisticado que era su instituto. Se sorprendió muchísimo cuando me vio esperándola a la salida, casi tanto como cuando me descubrí buscando su cara entre todas las chicas que salían del colegio
Cada vez que podía, salía corriendo de las clases (o me saltaba la última hora) para irla a recoger a la escuela. Sentía que era como mi obligación hacerlo, y los días que no podía, me sentía mal. Ella se reía de mí cuando en el ascensor le pedía perdón por no haber ido, pero es que me gustaba como su cara se iluminaba de felicidad cuando me veía apoyada en un coche a la salida.
Además, cuando iba a por ella, siempre me armaba de valor para invitarla a pasar la tarde juntas, ya fuera jugando a la play en mi cuarto o paseando por la ciudad.
- Vamos a preparar galletas.- dijo un día que estábamos solas en mi casa
Al principio parecíamos dos chef profesionales, poniendo los ingredientes en orden, mezclándolos, y preparando una masa que olía a gloria… pero pronto comenzamos a bromear, a meternos la una con la otra, a mancharnos con la harina o la mermelada… y antes de que me diera cuenta, me empujó contra la pared y unió sus labios a los míos en un beso desesperado… y muy anhelado por parte de las dos.
Esa fue la primera vez de una lista interminable en que sentí su lengua recorrerme la boca al completo, de cómo una de sus manos me aprisionaba las muñecas sobre la cabeza mientras la otra se colaba bajo mi ropa para escucharme gemir en su oído…
No somos novias, ninguna de las dos nos hemos declarado ni nos hemos dicho “Te amo” ni esas cursiladas… pero las frases como “Me encantas”, “Me vuelves loca”, “Bésame otra vez”, “Esta noche he soñado contigo” o “¿En tu casa o en la mía?” nos las decimos a diario
No somos novias, pero no nos hace falta. Así estamos bien y nos sentimos a gusto, ¿por qué tiene que hacer falta ponernos una etiqueta como “Pareja” para que quede constancia de que no podemos estar la una sin la otra?
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Historia escrita por mi para el fanzine de The Yuri Project para el número de este año
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