No pensaba encontrarme contigo frente a frente
Realmente, deseaba no verte.
No estaba preparado mi escudo para poder protegerme de las flechas de tus soldados
No estaba preparado mi abrigo para refugiarme del frío de tu aura
No estaba preparado para enfrentarme a tu mirada
Estaba helada, reflejo de tu invernal reino
Tus labios no eran más que copos de nieve que rozaron los mios... ¿en un intento de calentarse o de congelar mi boca?
¿Deseas convertirme a mi también en una estatua de hielo que se derrita al amanecer ante tus ojos?
Quise abrazarte, enterrar mi cara en la curvatura de tu cuello y llorar desconsoladamente, agarrando con fuerza tu ropa, rogandote que no te fueras...
Pero eres el Príncipe de Hielo y yo un mero siervo
Me hablaste y escuché atento cada una de tus palabras, orgulloso de ser merecedor de tu atención
Cada sonido que se escapó de entre tus labios fue como si paliases dulcemente el dolor de mis sangrantes heridas, aunque también, enfriaba mi piel hasta tal grado, que deseaba arrancarme la carne
Cada sonido que se escapó de entre tus labios fue como la nota flotando en el aire de una cuerda pellizcada de un arpa, fina y tortuosa, indefensa ante la idea de desvanecerse en la nada
Pero tu mirada seguía clavada en mí, y no veía a aquel principito de las nieves que jugaba conmigo en el jardín siempre florecido...
... ahora era el Rey de las Tormentas de Hielo
Mi trabajo como tu más fiel criado expiró hace tiempo, ¿ahora que será de mí?
¿Ya no precisas de mis servicios como Rey porque tienes a gente mejor preparada que yo?
Si quieres desterrarme, adelante, hazlo...
... pero envíame lejos de tí con esa mirada de príncipe inmortal de la que me enamoré
Porque si me alejas de tu lado siendo el rey, moriré bajo el cruel frío de tu reino
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