Presentación formal

Una suave brisa hacía que el aroma a pastelería recorriese la calle entera, provocando que más de un transeúnte acabase entrando en la cafetería de la fachada verde claro de aquel barrio parisino.

Era una tarde bastante cálida de principios de otoño, y el sol anaranjado que reinaba en aquel cielo despejado hacía posible el hecho de poder pasear tranquilamente sin abrigo, o el tomarse un café en cualquier terraza disponible.

La camarera, una joven de no más de diecinueve años a lo sumo, colocó en su bandeja un café vienes, dos tés negros con leche, y un chocolate con nata, acompañando todo con un platito repleto de galletas de mantequilla. A pesar de su juventud, el hecho de poder salir a la terraza que tenían frente la entrada principal del café portando la bandeja llena con una sola mano, y con la libre poder colocarse bien el delantal, revelaba sus años de experiencia en el sector:

- Espero que todo sea de su agrado.- dijo con una sonrisa mientras colocaba las tazas y las galletas en la mesa.- Si necesitan algo más, no duden en llamarme.

- Lo tendremos en cuenta, muchísimas gracias.- contestó Deneb amablemente, ya que era la única de los cuatro que hablaba fluidamente el francés.

Tras ver como la camarera se dirigía de nuevo dentro del local, regresó su mirada hacia sus acompañantes, sonriendo con ternura al ver como Regulus ya había aderezado con azúcar las tazas de ambos.

Dejó que su mano encontrase la de su marido bajo la mesa y entrelazó sus dedos, agradeciéndole aquel gesto tan insignificante en silencio:

- Bien, Anil, Arcturus ya nos había comentado que trabajabas como parte del profesorado en Hogwarts, pero me gustaría saber qué clases impartes.- preguntó el joven (aunque solo en apariencia) Black, clavando su cálida mirada en la muchacha que estaba sentado frente a él.

- Este será mi segundo año como profesora de Runas Antiguas.

- Vaya.- comentó Deneb, interrumpiendo el trayecto de su café a los labios.- Perdóname si me equivoco, pero creía que Hydra nos había dicho que ibas a optar como profesora de Historia de la Magia.

- Así es, mere, pero el único puesto vacante en el colegio era el de Runas. Parece ser que el fantasmagórico Binns seguirá con su puesto. Además, como ya pudimos comprobar con mis notas del curso anterior, es una grandísima profesora en esa materia.- dijo Wally con una gran sonrisa de oreja a oreja, abrazándose distraídamente al brazo de la interpelada.

- No lo he puesto en duda en ningún momento.- se defendió Deneb, compartiendo sonrisa con su hija, antes de volver a Anil.- No sabía que habías sido la profesora de Wally.

- Bueno, fue así como nos conocimos, ya que yo me gradué dos años antes de que ella entrase en el colegio.

- Cierto, disculpa mi torpeza, a veces se me olvida completamente que eres de la misma edad que los mellizos. El tiempo es tan diferente para nosotros…- dijo Deneb antes de reírse en bajito por la pequeña broma que solo los miembros de aquella rama de la familia Black entenderían.

Y que esperaban que Anil formase pronto parte de ella, ya que la reunión se estaba realizando justo por esa razón.

Anil Thomas había sido compañera de curso, y amiga, de Hydra y Arcturus Black durante su estancia en Hogwarts. Tras su graduación, estudió duramente para poder licenciarse como profesora de Historia y Runas, y a sus veintitrés había conseguido una plaza en el mismo colegio en el que estudió sus siete años de formación como bruja.

Fue allí, durante la primera clase que impartió a los alumnos de Hufflepuff y Ravenclaw de quinto, donde conoció a la hermana pequeña de sus dos amigos Black: Wallburga Aurore. La pequeña Wally duró muy poco siendo solo una alumna más.

Poco después de las vacaciones de primavera, Anil y ella comenzaron un romance en secreto, no por miedo a las represalias de que una profesora y una alumna estuviesen juntas, si no por la reacción que el hermano mayor de Wally, Eridani, pudiese tener. Asi que esperaron hasta la graduación de este, coincidiendo con el término de las clases, para hacer oficial su compromiso.

Y ahora, meses más tarde, a escasas semanas de que ambas tuvieran que regresar a Hogwarts para un nuevo curso escolar, Anil había viajado hasta París (ya que aún era pronto como para mostrarle Nunca Jamás) para conocer formalmente a los padres de su pareja, los que esperaba que en un futuro fuesen sus suegros.

La tarde continuó avanzando, y antes de que la primera farola se encendiese, ambas parejas se despidieron, dejando que la más reciente disfrutase de las últimas horas de luz en la terraza.

Deneb se abrazó del brazo de Regulus, y apoyó la cabeza en su hombro mientras paseaban tranquilamente, disfrutando de su mera compañía rumbo a la taberna del barrio mágico de París, donde volverían a Nunca Jamás gracias a los polvos Flú:

- Me parece perfecta.- dijo Deneb, rompiendo el silencio a las tres calles.

- No sé que me esperaba, realmente.- confesó Regulus.- Creo que la idea de que le sacase tantos años me había dejado en shock y no sabía ni qué me iba a encontrar.

- ¿No te sorprendió más el hecho de que fuese una mujer?

- Creo que Eridani ya nos tiene curados de espantos.- murmuró, provocando la risa de su mujer.- Pero a pesar de todo, de que no sabía ni que esperar de todo esto, ha sobrepasado todas mis expectativas.

- Es decir, que coincides conmigo, ¿no?

- Exacto, ma vie, Anil es perfecta para nuestra Wally.

Deneb se abrazó aún más a Regulus y volvieron a sumirse en un silencio cómodo hasta que llegaron a su destino.

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