La tensión era tal, que se podría haber cortado con un cuchillo… y con una cuchara, con una servilleta…
Eridan había invitado a Feferi, eso era lo único que sabía Tavros (y Ampora). El problema es que a la susodicha se le antojó el presentar de una vez a su novio y a su amigo de la infancia. Con lo que no contaba es que Sollux, sabedor de todos los problemas que Karkat estaba teniendo con Gamzee, había planeado noche de juegos con este… aunque claro, cuando Fef le llamó invitándole a una fiesta no pudo negarse. Y así terminaron los tres, Feferi, Sollux y un Karkat un tanto cuanto obligado, comprando unos tallarines a la carbonara en el italiano de la esquina.
Vantas no entendía muy bien del todo como cojones había terminado yendo con aquellos dos tortolitos a una fiesta donde no conocía a nadie. Bueno, realmente lo de no conocer a nadie no importaba mucho, simplemente el hecho de salir de casa y estar con más de una persona le agobiaba ligeramente.
Pero si ya de por sí ver a un tío super raro con una especie de bufanda horterísima al cuello bajando a recibirles le dejó un poco mosca, el que cuando subiera se encontrara con “ese”… y encima diciendo “eso” a Gamzee…
- Paso de esta mierda, me piro a mi casa.- anunció antes de que nadie pudiera decir nada mientras se giraba.
- ¡Eh! ¡Venga, no zeaz azí!- exclamó, cogiéndole del brazo y reteniéndole en la puerta.- Zolo paza de él. Cenamoz y noz ponemoz con la play y que lez zurcen a todoz, ¿vale?
Karkat le miró aún con el ceño fruncido, decidido a negarse y poder irse de allí. Pero tras unos segundos de guerra de miradas acabó resoplando:
- Joder, vale. Pero como pase algo raro yo me marcho.
- Ehm… bueno… entonces parece que todos os conocíais, ¿no?- comentó Feferi, que se había quedado un poco pillada por aquella escena, sin saber muy bien cómo reaccionar.
Tavros suspiró inaudiblemente y parpadeó varias veces para serenarse. Venga, no pasaba nada. Realmente nunca había tenido ningún problema con Karkat, así que no era nada malo que él también hubiese venido. Además, no iba a estar centrado en nadie ya que en cuanto cenasen se pondría con el trabajo. Levantó la mirada y sonrió cortésmente, acercándose a la muchacha:
- Hola, Feferi. Es un placer conocerte, Eridan no deja de hablar de ti.- dijo tendiéndole la mano.- Yo soy Tavros, y creo que soy el encargado esta noche de proteger la casa.
Esta sonrió, un poco más tranquila con ese recibimiento, e iba a contestarle… cuando Karkat gruñó por lo bajó y pasó arrastrando los pies hacia el salón:
- Sí, bueno, que bien. Ale, ya os conocéis, así que dejad de estar como gilipollas en el vestíbulo.
Sollux puso los ojos en blanco, y tras dar un ligero beso en la comisura de los labios a su novia, caminó tras su amigo.
La verdad es que la tensión era tal, que se podría haber cortado con un cuchillo… y con una cuchara, con una servilleta…
Eridan decidió calmar un poco el asunto llevándose a Feferi a la cocina con la excusa de enseñarle esta y ayudarla con la cena (bueno, y porque el hecho de poder pasar tiempo a solas con ella era irresistible)
Así que Nitram se quedó sin saber qué hacer en medio del vestíbulo, como un gilipollas como había dicho Karkat.
Intuía que en la cocina sobraría un poco… pero el hecho de ir al salón, junto a ellos dos, le daba bastante respeto. Ni siquiera conocía a uno de ellos, pero había algo de él que le decía que si era amigo de Karkat, tampoco le tendría en muy alta estima.
En fin, no podía quedarse toda la noche ahí, huyendo de algo de lo que ni siquiera sabía a ciencia cierta qué era. Así que respiró hondo y se fue al salón, encontrándose a ambos arrodillados, toqueteando algo con el televisor:
- Ahm… ¿chicos, qué estáis haciendo?
La verdad, es que qué ambos se girasen a la vez y le mirasen así, no fue un buen augurio:
- Conectando la play.- contestó secamente el de las gafas bicolor.
Oh, eso era bueno. Si después se ponían a jugar él podría estar con el trabajo tranquilamente. Era una buena noticia:
- Y… ¿necesitáis ayuda?
- Tú no puedes ayudarnos.
La contestación de Karkat fue más que suficiente para que entendiese que no era bienvenido en el salón y que mejor ir a la cocina, aunque sobrase un poco. Seguro que le recibían mejor que allí.
Giró con la silla y se fue en silencio por el pasillo hacia la puerta entreabierta. Si ponía la excusa de que quería ir poniendo la mesa seguro que el interrumpirles no quedaba tan mal…
- Fef, ¿te hice algo malo en la otra vida? ¿Yo llevaba algo así como un bigote cuadrado y tú escribías un diario en un altillo, escondida con otras personas? Porque de no ser así, no lo entiendo.
Tavros se quedó quieto milímetros antes de golpear la puerta y entrar en la cocina. Aquel comentario (totalmente drama queen, todo sea dicho) le dejó un poco descolocado:
- Eridan, ¿a qué te refieres?- escuchó contestar a Fef mientras cerraba la puerta del microondas.
- Nada, solamente que me parece perfecto y maravilloso que siendo yo el que te invite única y exclusivamente a ti a un sitio, te presentes con un gnomo cascarrabias y con... con Sol
Obviamente, conocía demasiado bien a Eridan, y él jamás de los jamases reconocería que Sollux era el novio de Feferi, y menos iba a nombrarle como tal:
- ¡Oh Dios! Si es que sabía que ibas a salir con el tema.- resopló y se oyó como cogía unos platos.- ¿Quieres dejarlo? Crabkat es muy buen chico, y Sollux, te cueste o no aceptarlo, es mi novio y también una bellísima persona.
- Uy, sí… hermosísimo, un adonis… nótese el sarcasmo.- Ampora, como siempre, arreglándolo todo con uno de sus comentarios de lo más acertados.- Pero Fef, simplemente no me parece bonito hacer eso sin avisar...
- ¿Y para qué me invitas entonces? Si ni si quiera es tu casa.
- Pero estoy como "a cargo", y se supone que íbamos a avanzar el trabajo que teníamos. Pero entre que Vris se va a la caza de la almeja, Tav que no tiene los pies en la tierra… en ambos sentidos… y ahora esos dos con la dichosa maquinita de las narices, osea, a rezar siquie-
De pronto se escuchó perfectamente cómo se dejaron caer unos platos en la encimera, sorprendiendo a Tavros (que aún seguía espiándoles en el pasillo). En otra situación se habría preocupado por si algo de la vajilla se había roto, pero en esos momentos la conversación eclipsaba todo lo demás:
- Eridan, haz el favor de dejar de recriminarme cosas para hacerme sentir culpable si no quieres que, aparte de irme por donde he venido, te clave un tenedor en el ojo. Y sabes que lo hago.
Un silencio se cernió sobre los dos (tres). Al parecer, la tensión que se había creado en el pasillo se había incrementado el doble o el triple:
- Esto es duro… muy duro, y nadie me entiende.
- Sí, Eridan, lo que tú digas… saca los tallarines del microondas y sirve la cena de una vez.
Nitram suspiró y se separó un poco de la puerta. Menuda noche les esperaba a todos.
(Mil gracias a Erina, por escribirme la conversación del final <3)
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