Bostezo y me estiro como si fuera un gato antes de inclinarme sobre el escritorio y apagar la pantalla.
Hace un buen rato que amaneció, y a pesar de que la persiana está bajada hasta más de la mitad, la luz baña el dormitorio al completo.
Me levanto revolviéndome el cabello y voy hacia la cocina. Me tomaré un zumo y me iré a dormir de una vez.
Sonrío con cierta ligereza al ver que la encimera está limpia.
Gamzee consiguió un trabajo en un bar a las afueras para tocar durante unas dos noches, así que hasta el martes no le vería el pelo.
La verdad es que se notaba su ausencia, la cocina está vacía de botellas a medio terminar de faygo.
Abro la nevera y saco el brick de zumo de naranja. Me apoyo contra la pared y le doy un buche, directamente a morro, y cierro los ojos. La verdad es que estoy cansado.
Bebo unos dos sorbitos más antes de volver a dejarlo en el frigo. La casa entera está en silencio, ni siquiera se oyen los pájaros fuera. Es algo agobiante.
Bostezo y regreso al cuarto, aunque del marco de la puerta no paso. Me apoyo contra esta y miro embobado hacia la cama.
Como la casa se había quedado vacía, y aprovechando el fin de semana, habíamos decidido pasar la noche juntos.
“Me quedaré despierto haciéndote compañía” dijo cuando terminamos de cenar.
Cuando a las tres de la mañana le descubrí ya por el séptimo sueño, no pude evitar sonreír divertido.
Iba a ser una muy mala influencia para él.
Bah, menudas tonterías pienso a veces.
Camino hasta la cama y paso sobre él, intentando no despertarle, hasta tumbarme del lado de la pared:
- … hmm… ¿Karkat?
- Duérmete otra vez, Tavros.
Mi voz suena seca, quizás hasta algo borde, pero él se gira con los ojos aún cerrados, sonriendo adormilado:
- Lo siento, la próxima vez aguantaré despierto más rato.
Resoplo y tiro un poco de su mejilla antes de acomodarme a su lado:
- Mira que eres gilipollas. Duérmete de una vez.
Tavros asiente y se esfuerza en abrir un poco los ojos. Está tan cansado que solo lo consigue durante escasos segundos, pero son los suficientes como para localizar mi boca y darme un suave beso sobre los labios:
- Buenas noches, Karkat.
- Dirás buenos días.
Él solo sonríe antes de volver a quedarse profundamente dormido, agarrando, casi con timidez, la tela de mi camiseta.
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